14 octubre, 2010

Lloviendo piedras

Llega a España uno de los alegatos más severos contra la lapidación que aún hoy día se practica en algunos países islámicos.

The stoning of Soraya M. (2008) comienza con una lúcida frase del poeta iraní del siglo XIV Hafez: "No actúes como un hipócrita que cree que puede disimular sus engaños recitando versos del Corán". Y al final de la película, se nos dice que un número indeterminado de personas, la mayor parte mujeres, continúan siendo lapidadas en muchos lugares del mundo. Esta historia incríeble por la crueldad de quienes la protagonizaron, resulta estar basada en el popular best seller del periodista francés Freidoune Sahebjam, y nos cuenta la conspiración que las principales autoridades político-religiosas de un pequeño pueblo iraní montaron  en contra de una mujer cuyo único pecado fue no querer someterse a los caprichos de un marido infiel. Y la bárbara condena a muerte que se sacaron de la manga con la mano puesta en el Corán: el apedreamiento hasta dejarla desangrada y martirizada.

Con algo de retraso, pero lamentablemente con plena actualidad, llega a nuestras pantallas esta película que, curiosamente, ha sustituido la traducción literal del título (La lapidación de Soraya M.) por el menos explícito La verdad de Soraya M. Su estreno cobra más fuerza cuando vemos estos días la milagrosa recuperación del rostro, sesgado por la barbarie talibán, de la joven afgana Aisha, cuya nariz y orejas fueron mutiladas como castigo por abandonar a su marido. Y que por lo menos tuvo la fortuna de encontrar una fundación que contribuyó a su rescate y una plataforma mediática para dar a conocer su increíble experiencia, aunque la revista The Times se aprovechara del efecto emocional para lanzar un mensaje político sobre la necesidad de  continuar con la presencia militar en Afganistán.

La película está dirigida por el norteamericano de origen iraní Cyrus Nowratesh, que ya suscitó polémica con su miniserie sobre el 11 de septiembre The path to 9/11, (2006) una dramatización de las investigaciones de la Comisión del 11/9 que provocó controversia, ya que implicaba directamente a los miembros de la Comisión (entre ellos Bill Clinton) en la investigación sesgada de los acontecimientos, y que hasta la fecha permanece inédita en DVD, según el director por presiones directas de Hillary Clinton. En el caso que nos ocupa, incluso antes de estar terminada, La verdad de Soraya M. fue incluida en la lista de películas que la administración del presidente iraní Mahmoud Ahamdinejad considera ofensivas. Curiosa actitud para alguien que se considera un demócrata.

No se puede negar cierto retrato caricaturesco de algunos de los personajes de la película, especialmente el del marido, y desde luego hay un gusto algo sádico por recrearse en el apedreamiento final, tratando de elevar la carga emocional al máximo. Pero también es verdad que es en esa media hora última cuando somos verdaderamente conscientes del calvario que debió pasar la protagonista (magnífica, emocionante la interpretación de Mozhan Marnò, y también de una de las grandes veteranas actrices iraníes, Shohreh Aghdashloo). Si a esto le unimos una de las bandas sonoras más inspiradas que ha escrito John Debney, con cierto paralelismo con La pasión de Cristo, el final de La verdad de Soraya M. es uno de los más  desoladores que hemos visto en mucho tiempo. 

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