10 julio, 2012

Carmina o revienta: Éxito o fracaso

El ahora director Paco León ha optado por una fórmula de exhibición que ya viene demostrando sus buenos resultados en Estados Unidos. Los exhibidores, esta vez, han desaprovechado una oportunidad que les ha puesto en el punto de mira. Pero ¿son las descargas legales en internet lo suficientemente rentables?


En el Festival de Cine Español de Málaga, donde se presentó la película virgen, buscando una distribuidora pero con la seguridad que daba tener como principal impulsor a un actor tan popular como Paco León, Carmina o revienta tuvo varios pretendientes. La duda estaba en si una producción tan peculiar como ésta, de creación familiar, de resortes narrativos poco convencionales, sería lo suficientemente interesante como para conectar con el público. Una de las primeras distribuidoras que mostró su interés fue Alta Films, empresa del actual presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, que finalmente acabó siendo la responsable de su distribución. Pero ¿por qué al final la película ha llegado a las salas de cine sin el sello de esta distribuidora?
Paco León es, al margen de un actor con evidente vis cómica, un tío inteligente que maneja con soltura las redes sociales (especialmente twitter, donde tiene más de medio millón de seguidores). El actor planteó a la distribuidora una pretensión que no terminó de gustar a González Macho (a su discurso en la ceremonia de los Goya nos remitimos): hacer un estreno simultáneo en DVD, internet y salas.
El actor/director ha invertido 40.000 € en su película, y ha conseguido centralizar la promoción de su película desde la plataforma que ofrece el Festival de Málaga (poco efectiva en la mayor parte de los casos) y sobre todo a través de una inteligente campaña en internet. Suponemos que Enrique González Macho o alguien de Alta Films le diría lo que parecía obvio: “Si estrenas simultáneamente, las salas de cine se van a desmarcar”. La propia Alta Films se desvinculó de la distribución “tradicional” en salas (ni siquiera encontramos Carmina o revienta en los cines que gestiona: los Renoir, Princesa, Roxy-B), y dejó que fuera la productora Jaleo Films (pero sobre todo Paco León) quien organizara el estreno en salas.
Los exhibidores españoles se han mostrado habitualmente reacios a hacer experimentos, más allá de regalar un paquete de palomitas con la entrada de cine, o de la semana anual en la que rebajan el precio de las entradas. Pero, puesto que deben realizar un pago previo por las películas que proyectan, es lógico que piensen que deben tener alguna contrapartida de exclusividad. También es verdad que no tiene mucho sentido que se exijan tres o cuatro meses de margen entre la exhibición en cines y en el resto de ventanas, cuando muchas películas no llegan ni a las dos semanas en cartel.
Pero ¿realmente es rentable el estreno en televisión a la carta e internet? Las primeras cifras no están muy claras, entre otras cosas porque la información que ofrecen muchas plataformas de internet es pírrica, algo a lo que contribuye el hecho de que no todas las plataformas están homologadas por el Ministerio de Cultura para el reconocimiento del cómputo de espectadores. Google Play e iTunes no aportan muchos datos, pero la colocan en el primer puesto de visionado durante el fin de semana. En el caso de Filmin, afirman que ha tenido más de 8.000 visionados, récord absoluto, y las primeras cifras arrojan un dato en internet de unos 35.300 espectadores (17.650 visionados, puesto que el Ministerio computa dos espectadores por visionado). En realidad, los datos de Filmin son los más fiables, ya que han sido ellos, a través de su filial Comunidad Film, S.L. quienes han realizado la distribución en el resto de plataformas de tv a la carta e internet.
Curioso resulta el dato de las 20 salas de cine en las que se ha exhibido Carmina o revienta, que arrojan datos de 4.545 espectadores. Algún medio (El Mundo) se ha adelantado a titular, como si fuera un triunfo de la exhibición digital, que las descargas en internet ha sido ocho veces mayores que la taquilla en salas. Obviamente, si solo está en 20 cines en toda España y la diferencia de precio es de 2 € a 8 €…, los datos no podían ser otros. Estas cifras la colocan en el cuarto puesto en el ránking de las más vistas durante todo el fin de semana, con un acumulado de espectadores de 62.000, de lo que se deduce que, aun con el estreno simultáneo, si hubiera llegado a un mayor número de cines, habría conseguido cifras muchos mejores. ¿Se han equivocado entonces los exhibidores? Parece que sí.
Otra cosa es la recaudación. Teniendo en cuenta la diferencia de precios entre internet / play TV y las salas de cine, Carmina o revienta ha recaudado menos de la mitad de dinero. Aunque habría que sumar las ventas de DVD, que han alcanzado las 11.000 copias de las 15.000 distribuidas. Sumando la media del precio de todas las plataformas (6 € el DVD, 2 € internet y 7 € los cines), la recaudación total sería de más de 130.000 €. Sin duda para una producción de estas características, todo un logro.

Hace unas semanas hablábamos de la necesidad de adaptarse a los nuevos formatos de exhibición (Adaptarse o morir), y apuntábamos que uno de los problemas de las nuevas plataforma de distribución es que habitualmente son ninguneadas por los propios responsables de transmitir los datos de taquilla. Sin ir más lejos, Rentrak y Boxoffice.es ha publicado esta semana las cifras de recaudación de los estrenos sólo con los datos de las salas de exhibición, algo que en el caso de Carmina o revienta es una información incompleta. Al final, se ha establecido un "enfrentamiento" entre quienes siguen apostando por un modelo cada vez menos atractivo (las cifras de espectadores de las salas disminuyen exponencialmente) y quienes quieren demostrar con esta película que internet ya puede competir con los formatos tradicionales (algo que aún no está del todo claro).
Sea como fuere, el estreno de Carmina o revienta ha conseguido animar el debate dentro de nuestro cine sobre las nuevas formas de exhibición, algo que aún tenemos pendiente hacer en profundidad. Está claro que esta forma de difundir una película funciona en casos muy concretos, en ese cine que se genera con presupuestos mínimos y campañas publicitarias baratas, y que de ningún modo es asumible por grandes producciones cinematográficas. Pero al menos empezamos a ver que existen otros modelos de negocio diferentes para películas de bajo presupuesto, que les permite competir en condiciones distintas (y por tanto mejores) con los grandes títulos. Esa es la excusa que ponen ahora los exhibidores: “este tipo de estreno no es asumible por producciones de coste medio y alto”. Otra forma, por cierto, de enroscarse en un modelo de negocio que está claramente amenazado (y no precisamente por la piratería). Porque habría que preguntarse si las salas de cine serían capaces de sobrevivir solo con blockbusters.  

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