02 septiembre, 2017

Europa cultural I: Londres

En los próximos posts vamos a visitar algunas de las principales capitales europeas para presentaros la actividad cultural que nos hemos encontrado. Nuestra primera parada es Londres, uno de los referentes culturales del continente.

Londres está en obras. El pasado 21 de agosto las campanas del Big Ben sonaron por última vez hasta que, dentro de cuatro años, terminen las obras de restauración del reloj que ha venido dando la hora ininterrumpidamente desde hace 157 años. De hecho, los visitantes que han estado en Londres en los últimos meses hemos podido ver la propia torre rodeada de andamios y parte del Parlamento también en restauración. Otro de los iconos londinenses, las famosas luces de neón que dan la bienvenida a los viandantes de Piccadilly Circus, también han desaparecido momentáneamente hasta el mes de octubre, en el que volverán a lucir para dar brillo y luz a una de las plazas más animadas y visitadas de toda Europa.

Así las cosas, nos queda refugiarnos en la intensa actividad cultural de la ciudad. Al contrario que en otras capitales como Madrid o Roma, la vida cultural en Londres no se detiene con el verano. Siendo la época en la que más visitantes recibe, la ciudad que eligió el pasado año al primer alcalde de origen musulmán de una capital europea, el abogado laborista Sadiq Khan, desarrolla a lo largo de la época estival una innumerable oferta de actividades que desembocan, casi como colofón, en el famoso Carnaval de Notting Hill, a finales de agosto. Destaca especialmente la constante vida que se desarrolla en la ribera derecha del Támesis, el visitado South Bank, a lo largo del que encontramos el London Eye, el Teatro Globe, o la Tate Modern, así como el National Theatre, que es el responsable de organizar durante el verano un programa de actuaciones teatrales, de danza y música, todas ellas gratuitas.

El West End de Londres es uno de los referentes del teatro musical a nivel internacional, y en sus calles encontramos algunas de esas obras que ya se han consolidado como parte del paisaje londinense: desde los clásicos El fantasma de la ópera (Andrew Lloyd Webber/Richard Stilgoe, 1986) o Les Miserables (Claude-Michel Schönberg/Alain Boublil, 1980) hasta éxitos recientes pero igualmente convertidos en eternos habitantes de la vida teatral, como El rey león (Roger Allers/Irene Mecchi, 1997) o Wicked (Winnie Holzman, 2003). Destaca también el éxito de obras menos ambiciosas en cuanto a recursos técnicos pero igualmente destacables como The book of mormon (Trey Parker/Matt Stone/Robert Lopez, 2011), esa satírica visión de la religión que sigue triunfando en el West End y que este fin de semana estrena su versión noruega en en el Teatro Nacional de Oslo.

Entre los estrenos recientes que están consiguiendo una buena acogida en Londres encontramos cierta tendencia a la nostalgia, con musicales que hacen referencia al pasado. Si El rey león sigue siendo la obra musical número uno en taquilla, el segundo puesto lo ocupa Thriller-Live (Adrian Grant, 2008), un espectáculo multimedia dirigido por el prestigioso Gary Lloyd que presenta los principales éxitos de Michael Jackson con espectaculares coreografías y luminotecnia. También triunfa el revival del musical 42nd Street (Michael Stewart/Mark Bramble, 2003), que ofrece un espectáculo digno de los grandes musicales clásicos en uno de los escenarios más hermosos de la ciudad, el Drury Lane Theatre Royal. Otro musical igualmente clásico que ha sido renovado es An American in Paris (George Gershwin/Ira Gershwin/Craig Lucas, 2014), que llegó también esta primavera al West End y ya ha anunciado que extiende sus representaciones hasta bien entrado el próximo año.



Ha llegado con cierto retraso a lo que es habitual, habiendo sido un éxito en Broadway, pero la producción londinense de Aladdin (Alan Menken/Howard Ashman/Tim Rice/Chad Beguelin, 2011) finalmente se estrenó este año, y está cosechando la misma buena aceptación que lo hiciera la versión original en Nueva York, habiéndose convertido en uno de los éxitos del año, igual que School of rock (Andrew Lloyd Webber-Glen Slater, 2015), el musical basado en la película de 2003 que Lloyd Webber estrenó primero en Broadway para llevarlo en 2016 a Londres, donde continúa cosechando éxitos.

Uno de los últimos estrenos musicales en Londres, el pasado mes de junio, ha sido Lady Day at Emerson's Bar & Grill (Lane Robertson, 2003), centrado en algunos momentos de la vida de la cantante Billie Holiday, que se puede ver en el Wyndhams Theatre, cuyas críticas han destacado especialmente el excelente papel que realiza la actriz Audra MacDonald, espléndida sin duda.


Pero el gran acontecimiento del año en la escena musical londinense sin duda será el estreno de Hamilton (Lin-Manuel Miranda, 2015), esa revisión de la fundación de los Estados Unidos a ritmo de hip-hop. Nada menos que el prestigioso Sir Cameron Mackintosh (responsable de poner en escena grandes musicales como El fantasma de la ópera, Cats, Miss Saigon o Les Misérables) es el productor de la versión británica de esta obra que ya es un clásico en Broadway, y que tendrá sus premieres durante el mes de noviembre, hasta su estreno oficial el 7 de diciembre. Hamilton re-inaugurará el precioso Victoria Palace Theatre, que se encuentra en reformas tras acoger durante más de 10 años el musical Billy Elliot (Elton John/Lee Hall, 2005). El Victoria Palace está justo enfrente de la London Victoria Station, cuya entrada también se encuentra en obras, y que suponemos que culminará antes de que se lleve a cabo uno de los estrenos más importantes de los últimos años en Londres.


Aunque es menos conocido por los visitantes que se acercan a Londres, los amantes del teatro y las grandes interpretaciones tenemos la necesidad de ver al menos alguna de las obras no musicales que se representan en la capital durante estos meses. Entre las más destacadas encontramos Apologia (Alexi Kaye Campbell, 2017), con la gran Stockard Channing desbordando el escenario de Trafalgar Studios. Aunque las críticas se han decantado especialmente por The ferryman (Jez Butterworth, 2017), que dirige Sam Mendes en el Gielgud Theatre, una ambiciosa obra que presenta hasta 24 personajes en escena, y que se sitúa en los polémicos acontecimientos que siguieron a la muerte por huelga de hambre del activista del IRA Bobby Sands.

Este mes llega, primero al National Theatre y a partir del 30 de septiembre en el Harold Pinter Theatre, la obra ganadora del Premio Tony en Broadway, Oslo (J.T. Rogers, 2016), inspirada en acontecimientos reales en torno a las negociaciones de paz entre Yaser Arafat y Yitzhak Rabin, bajo la tutela de Bill Clinton, y convertida en una de las obras teatrales más premiadas en Broadway en los últimos años.


Sin duda, Londres es una ciudad incansable en cuanto a actividades culturales. Este fin de semana concluye una de las exposiciones de más éxito, Star Wars Identities, en el espectacular escenario del O2, en el que hemos podido ver algunos de los conceptos y diseños originales de las películas de George Lucas. Y para los que no quieran gastar demasiado, el Museo de Londres es uno de los pocos museos gratuitos de la ciudad y nos presenta una espléndida visión de la historia de Londres a través de escenarios casi reales que nos permiten pasearnos por la vida londinense en distintas épocas. 



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